La joven rubia a la que dicen que se arrimó Fran Rivera la otra noche en el Out Side era yo. Conozco a uno de los socios del pub, quien me dio el chivatazo, por eso. Pero es cierto, no hubo tomate. Fran es un chico muy amable y muy guapo, también es culto y además tiene un paquetón que para qué; pero está muy enamorado de su actual novia, la Blanca esa, y me lo dijo a las claras, me dijo: "Mira, Chus (porque me hice llamar Chus, Chus de Guindolindo), tú estás muy bien, me pones bonico nada más mirarte, las rubias con gafas y barba siempre me han chiflado, pero comprende que yo no puedo tirar por la borda una relación seria por una noche de pasión contigo, así que suéltame las pilas, que ya hace rato que me quité el traje de bombillicas". Qué rico es. Tan rico que le dije que bueno, que no se preocupara, pero que me iba a estar convidando a Chivas hasta que a mí me saliera de la seta y que, si finalmente se le debilitaba la torería, aquí estaba mi oreja, mi rabo y lo que hiciera falta. Pero nada. Al final, ya a las tanturrias, me enrollé con un encofrador y terminamos haciéndonoslo en la jaula de la caseta de los mariquitas, allí como canarios. Así fue, aunque nadie me crea. Viva San Lucas.
18.10.06
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