Uno les está muy agradecido a las cajas de ahorros en las que guarda sus millones y sus cosas. De vez en cuando les escribo para hacérselo saber: que les estoy muy agradecido porque, periódicamente, me hacen pasar muy buenos ratos, de mucha risa y mayor divertimento, y eso en los tiempos que corren es impagable, lo que pasa es que no me responden ni me dicen nada, supongo que por humildad, porque no se quieren reconocer como los genios del humor que son. Y es que no hay nada más chistoso, más hilarante, más descojonador que ese par de recaditos que te encuentras en la cartilla cada cierto tiempo. Comisión mantenimiento: 6,00 euros. Intereses: 0,07 euros. ¿Es o no es para escachifollarse el bazo y la próstata de risa? Y jajá y jajá y jajá y jajá... Y no se ha terminado uno de secar las lágrimas producidas por la panzá de reír cuando ve en los periódicos los beneficios que tal y tal caja de ahorros han obtenido en un año, ahí, con chulería y ostentación, porrá de euros a repartir mientras el ahorrador que les ha elegido a ellos para confiarles sus cientos de miles de billetes de cien ya tiene el vientre suelto, la baba cayéndosele y los ojos glaucos de tanta carcajada. Y jajá.
29.6.06
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