10.4.06

Una faca muy grande en la faja

Lo triste es que a nadie ha sorprendido verdaderamente lo de Marbella. Desde hace años se sospechaba que, hombre, hermanitas de la caridad no eran precisamente en ese Ayuntamiento, sino más bien todo lo contrario, y todo lo contrario a una hermanita de la caridad ya se sabe que es una hermanastra trincona a manos llenas y con la absoluta presunción de inocencia que usted guste, señor mío. He ahí la raza política cuando degenera del todo, a más no poder, cuando le explota la pus de su corrupción y adorna sus palacetes con jirafas disecadas y sus cuartos de baño con tonterías de Miró, que ya hay que tener valor y ser hortera, que por lo menos podían tener buen gusto, pero cá, ni eso. Laírgen, nene, qué atracón. Lo de Marbella parece ser una sucesión urgente de herencias bandoleras, cuyos beneficiarios se encuentran de pronto con una faca más grande que un demonio en la faja, y claro, qué van a hacer, usarla para que no se oxide y, sobre todo, para no hacer el tonto con la cosa esa de la honradez. No señalo a nadie, porque sería injusto, pero, en general, de administrar las concejalías de urbanismo debería encargarse un Michael Landon o parecido, y no obstante, veríamos a ver...

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