¿A qué nos juegan en Sevilla?

Grandísima chominá. ¿Tan importante es la denominación —nación, realidad nacional o leches— para estas bragas de España que son Andalucía? ¿En serio creen los políticos que al ciudadano andaluz le importa un pimiento el nombre que hay que ponerle a este pedazo de tierra sureña, que la gente va por la calle preocupada por cómo va a quedar el nuevo Estatuto, que puede afectarles a su vida diaria una palabra de más o de menos en ese librito autonómico que nadie se lee porque es un pestiñazo y mejor está el “Marca”? Venga ya, redié. ¿A qué nos están jugando en Sevilla, quiénes quieren para ellos Andalucía? Tiene toda la razón Mariano Rajoy, el hombre: en Andalucía se está debatiendo una estupidez que ni siquiera viene a cuento. Han organizado un pasarratos cateto para su propio entretenimiento, juegan a las casitas políticas y a los médicos geográficos, se hacen los chulos y los andaluces. Y no les pagamos para eso, maldita sea mi sangre. De pronto aquí a todo dios le ha entrado una fiebre nacionalista que no se la cree ni el cipote, ese cipote que siempre se lo cree todo. Y el PA gozándola, a ver los angelicos cuándo se han visto en otra, pegándole bocados y lametones a Blas Infante.