Asquerosa, sobre todo asquerosa

No he oído a la “Moral Establecida” ni a la Iglesia ni a nadie meterse con el Tom Cruise, que quiere papearse o se ha papeado ya, no sé, la placenta y el cordón umbilical de su criatura cuando la chati le dé a luz sin pegar un grito ni pronunciar un “ay, Tomasito, qué rato más malico estoy pasando”, según manda la secta de la Cienciología esa a la que parece ser que pertenecen medio Hollywood y dos o tres de Peal de Becerro (¿hace falta que diga que es broma, pealeños, o voy abriendo el paraguas? Seguro que no, pero, en cualquier caso, ustedes deciden). La verdad es que no es extraño que nadie se haya pronunciado en serio al respecto del cómico: la tontada es tan sumamente extravagante y asquerosa (sobre todo asquerosa) que a uno no le resta más que pestañear mientras se hurga las narices en busca de pildoricas asombradas. Esas famas, esos dólares y esos endiosamientos terminan por consumirle a uno la sesera, a mí que no me digan: el pavo estará ya de chuletones y de caviar hasta el culo y ahora lo que le peta es jalarse las guarrerías de su nena, hacerse del cordón de la vida una longaniza estofada y de los churres biológicos su salpichirri. Anda y que coma una poquita mierda.