20.12.05

Ni siquiera acierta con la marcha atrás

Entre horrorizado y aburrido, un día descubres que tu niño lleva meses jugando a atropellar viejas y a violar mocicas con el ordenador y la videoconsola, y te preguntas qué has hecho mal y le preguntas si no le da vergüenza y decides que la educación de tu niño ha que dar un giro de 237 grados, o más, aunque sospechas que a lo mejor ya es tarde porque el niño se ha hecho un zangalitrón y apenas te has dado cuenta de que se le pasaba y se te pasaba su edad moldeable, cuando aún no te miraba con la inquina, el odio y el asco con se mira a un ser insignificante que no se entera de nada y que se ha quedado a vivir en los años en que había que levantarse del sofá para cambiar el canal de la tele, de manera que la tarea que se te presenta la prevés tan ardua y coñazo, y puede que tan cara si precisa de un psicólogo, que finalmente optas por dos alternativas: castigarle sin móvil durante un mes o agarrar el mando y comprobar que tampoco es tan grave eso de atropellar viejas y violar mocicas, se trata de un juego, tú te pasaste la infancia pegando tiros de plástico y hoy no eres un terrorista, sólo eres un pobre padre que ni siquiera acierta con la marcha atrás para rematar a la vieja.

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