7.12.05
Martínez Molina: la cruzada
La calle Martínez Molina es territorio comanche, se aconseja no pasar por esa calle hasta que uno de los bandos enfrentados abandone el campo de batalla, ya sea derrotado o vencedor. Por la noche, una gentuza —posiblemente comandos organizados para el desgaste, guerrilla— se dedica a destrozar lo recién instalado y, de día, los albañiles, con su presunción de inocencia y todo, zurran a los comerciantes alérgicos al polvo, quienes a su vez les arrojan patatas en un acto de defensa tubércula y propia. Y arreando pa los tribunales. Laírgen qué historieta. Este es el Jaén que yo digo: lagártico, absurdo y chinchorrero, el Jaén del “ara verás tú ese” y del “no me sale de los cojones” y del “por mis chiquillos que ese tío no echa ahí el cemento”. Las obras de la calle Martínez Molina se recordarán, cuando acaben (si acaban, y con bien, tenga dios alejada de ella el luto), como las de un drama de barrio o una cruzada en el nombre del santísimo Plan Urban, alguien dirá que las baldosas se hallan fijadas sobre pegotes de odio e indignación y los tres turistas que asoman por aquí le harán fotos al recuerdo de una contienda fratricida para, después, cachondearse de ello con los amigos.
Mi calle...
ResponderEliminar¿Y tú eres comanche o sioux? ¿Eh, eh?
ResponderEliminarYo llamar Pluma Negra, yo que sé, yo que sé.
ResponderEliminarHabrá que preguntar a Plumero Agreste y Profuso, o seáse, gran Miguel Segovia, señor de los Urban, que siempre estar en Gran Cascada.
ResponderEliminarCon el "aseáse" anterior querer decir, evidentemente, oséase.
ResponderEliminarY con el "aseáse" anterior querer decir "o seáse". Hoy los dioses no tenerme fino. Yo ya estar quieto, coño. ¿Ser que yo estar recién levantado? Cagontó.
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